miércoles, 28 de septiembre de 2011

No podía olvidar aquel día, ese momento tan incomodo al ver la cara del descarado que la seguía. Queta iba de camino al taller para recoger su coche, había pasado una noche muy incomoda y preocupante, no dejaba de pensar en su gata, Zula era la única compañía que tenia desde aquel trágico accidente donde su padre había fallecido. Ni si quiera Joaquin había pasado tanto tiempo con ella. Tenia mucho tiempo que Zula no aparecía, ya habían pasado varios días, era normal que se fuera a pasar las tardes saltando de techo en techo, pero, siempre regresaba antes de que oscureciera completamente.
Llego al taller y un señor la atendió.
- Buenas tardes señorita, ¿Viene a recoger su auto? - le pregunto mientras leía el papel que le entrego Queta. Pero ella no respondió, su mente aun estaba perdida pensado en donde podría estar su gata.
- Permitame unos minutos ya vuelvo con su auto - el señor tomo unas llaves que colgaban en uno de los miles de clavos que estaban clavados en la pared, se retiro dejando a la joven con su mirada perdida. Inconscientemente Queta voltio la mirada el reloj, eran las 10 en punto de la mañana. un claxon se escucho afuera de la habitación donde se encontraba, miro hacia la ventana y el señor que la había atendido estaba bajando de su auto. Salio, el viejo le entrego las llaves y ella subió al coche aun con la mente en otra parte.
Tomo su móvil y marco al numero de su novio, le contesto la grabadora. Colgó.
 - ¿Donde estarás Joaquin? - se pregunto mientras conducía de regreso a su casa.



jueves, 22 de septiembre de 2011

Sentía que la seguían, estaba segura de que era así... el sol quedaba a sus espaldas y podía ver la sombra alargada de aquel hombre que tenia rato pisandole los talones. Dio vuelta en la siguiente esquina, entrándose muy profundamente en aquel parque lleno de árboles y bancas, camino unos largos minutos por un camino sereno lleno de pasto y luz, una vez cruzado el parque se dirigió al metro para abordarlo y perder de vista a ese hombre tan descarado que la seguía desde hacia ya un buen rato. Voltio la mirada de lado a lado buscando al hombre descarado, solo encontró a chicos perdidos en su Ipod, mujeres leyendo las revistas de chismes y ancianos idos en sus recuerdos, no estaba el hombre. Tomo asiento, vio el reloj, faltaban solo 15 minutos para las 3 de la tarde y su novio la esperaba desde hacia 21 minutos, llevaba prisa. Si su padre supiera que esta en camino a ver a su novio seguramente se volvería loco, pero eso no le dejaba de lado todo aquello que hacia que lo extrañara, pasar un minuto mas con su padre, que le leyera cuentos de princesas hermosas, que eran rescatadas del peligro por la espada de un príncipe generoso, que la abrasara en los días de lluvia, rayos y truenos tenebrosos, que la calmara con solo "todo estará bien, estaré en el otro cuarto si necetias algo"
o por lo menos a verle aclaro todas esas dudas que le dejo de niña y que nunca le aclaro, ¿Que le paso a su madre? ¿Como murió? ¿Porque se molestaba cuando la mencionaba? ¿Que paso entre el y la familia de ella que no se pueden ver ni en pintura? ¿existe el cielo y el infierno como una vez lo menciono el abuelo? y si existe ¿su madre estará en el cielo? ¿ tendrá el metro una parada que diga "Cielo"?. Todas esas preguntas el rebotaban por la cabeza, dejándola muy entrada en su mente. Una voz la hizo volver... la voz anunciando la parada la hizo volver a la realidad. Bajo del metro y un escalofrió le recorrió el cuerpo de pies a cabeza helandole el alma. Ahí estaba, el hombre, con un cigarro en la boca desechando el humo por un hueco entre sus labios rotos. Se mezclo entre la gente y el hombre emprendió su marcha detrás de ella, esta ves con un total descaro, ¿Que quería ese hombre que no la dejaba de seguir? La chica estaba asustada y con su corazón palpitando rápidamente. Se acerca a una casa y toca el timbre desesperada mientras grita.
- ¡JOAQUIN! ¡JOAQUIIIIIIIIIN!
La voz de su novio respondió.
- Ya voy... ya voy... caramba ¿que diablos te pasa?
Aquel hombre desapareció sin dejar rastro.
- Creí que venias en tu auto, estas sudando y estas helada ¿ocurre algo?
- El auto se haberío, tuve que dejarlo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Mi tarea

es extraña la sensación que me da cuando estoy en clases, todo depende de como este mi animo, algunos días llego a clases feliz y contenta, dando los buenos días a todos con una gran sonrisa en mi rostro, pero, todo eso acaba cuando mi pie pisa el aula de clases y me preguntan..."¿hiciste la tarea?" entonces comienzo a recordar lo que hice ayer por la tarde...
Todo comienza cuando llego a casa acalorada, con la garganta seca y toda sudada por el maldito calor que desprende esa grandisima estrella que muchos llaman "Sol". Abro el refrigerador, agarro una botella de agua helada y la tomo toda (he de suponer que ahí van los dos litros de agua que se han de tomar al día), tiro la mochila, me quito la ropa y tomo una refrescante ducha. Durante ese tiempo, repaso en mi mente todo lo que he de hacer esta tarde antes de las 3:30 pm. Veamos tengo que comer, barrer, trapear, sacudir, tender la ropa, quitar la que este seca, plancharla, alimentar a mis mascotas y hacer la tarea... mmm... no es mucho, salgo de la ducha y comienzo todo... unos minutos después veo el reloj yyyy.... 3:04 pm. Yeah!! aun tengo tiempo para hacer las tareas, enciendo la computadora... google... diviciones de la antropologia... wikipedia... yahoo... facebook... messenger... youtube.... y ahí se va el tiempo, reviso las notificaciones de mi facebook y comienzo a chatear, cuando de repente veo el reloj... 3:41 pm. en la madre!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! tengo que irme a trabajar ya!!!!!! apago la computadora y me voy al trabajo sin a ver terminado la tarea.
Pues... a medias... ahora entre clases la acabo...