jueves, 22 de septiembre de 2011

Sentía que la seguían, estaba segura de que era así... el sol quedaba a sus espaldas y podía ver la sombra alargada de aquel hombre que tenia rato pisandole los talones. Dio vuelta en la siguiente esquina, entrándose muy profundamente en aquel parque lleno de árboles y bancas, camino unos largos minutos por un camino sereno lleno de pasto y luz, una vez cruzado el parque se dirigió al metro para abordarlo y perder de vista a ese hombre tan descarado que la seguía desde hacia ya un buen rato. Voltio la mirada de lado a lado buscando al hombre descarado, solo encontró a chicos perdidos en su Ipod, mujeres leyendo las revistas de chismes y ancianos idos en sus recuerdos, no estaba el hombre. Tomo asiento, vio el reloj, faltaban solo 15 minutos para las 3 de la tarde y su novio la esperaba desde hacia 21 minutos, llevaba prisa. Si su padre supiera que esta en camino a ver a su novio seguramente se volvería loco, pero eso no le dejaba de lado todo aquello que hacia que lo extrañara, pasar un minuto mas con su padre, que le leyera cuentos de princesas hermosas, que eran rescatadas del peligro por la espada de un príncipe generoso, que la abrasara en los días de lluvia, rayos y truenos tenebrosos, que la calmara con solo "todo estará bien, estaré en el otro cuarto si necetias algo"
o por lo menos a verle aclaro todas esas dudas que le dejo de niña y que nunca le aclaro, ¿Que le paso a su madre? ¿Como murió? ¿Porque se molestaba cuando la mencionaba? ¿Que paso entre el y la familia de ella que no se pueden ver ni en pintura? ¿existe el cielo y el infierno como una vez lo menciono el abuelo? y si existe ¿su madre estará en el cielo? ¿ tendrá el metro una parada que diga "Cielo"?. Todas esas preguntas el rebotaban por la cabeza, dejándola muy entrada en su mente. Una voz la hizo volver... la voz anunciando la parada la hizo volver a la realidad. Bajo del metro y un escalofrió le recorrió el cuerpo de pies a cabeza helandole el alma. Ahí estaba, el hombre, con un cigarro en la boca desechando el humo por un hueco entre sus labios rotos. Se mezclo entre la gente y el hombre emprendió su marcha detrás de ella, esta ves con un total descaro, ¿Que quería ese hombre que no la dejaba de seguir? La chica estaba asustada y con su corazón palpitando rápidamente. Se acerca a una casa y toca el timbre desesperada mientras grita.
- ¡JOAQUIN! ¡JOAQUIIIIIIIIIN!
La voz de su novio respondió.
- Ya voy... ya voy... caramba ¿que diablos te pasa?
Aquel hombre desapareció sin dejar rastro.
- Creí que venias en tu auto, estas sudando y estas helada ¿ocurre algo?
- El auto se haberío, tuve que dejarlo.

2 comentarios:

  1. el final es algo extraño pero es creativo

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  2. Aquí estuvo la lluvia y preguntó por tí…Así reza una estrofa de una canción del cantautor dominicano Claudo Cohén y que casualidad, hoy tuve la oportunidad de disfrutar de un fuerte torrencial de agua que bajaba desde los cielos de manera sorprendente y precipitada.

    El hecho que baje de los cielos, precipitada o no o de manera repentina, no ha de sorprenderme, lo realmente me impactó fue el hecho de que no sólo lluvia se desplomaba, luego de la puesta y paso apresurado de un colorido arco iris que arropaba la ciudad de Santiago.

    Hoy, luego de más de una década, he vuelto a ver granizos, sí granizos. No te culpo si te sorprendes por este término, tal vez sea por tu edad, porque si naciste en la década de los 90´s quizás sea la primera vez que hayas vista granizos en la grama.

    Era alrededor de las 3:15 p.m., tiempo de salir a cumplir con mis compromisos laborales, cuando me sorprendió, ya en la puerta, un fuerte aguacero, lo cual me obligó a retroceder, pero al rato, escuchos unas campanadas isistentes dando tocadas y retocadas en el todo de metal en lo hierros de la verja, gran susto, como está la delincuencia, dije: aprovecharon el agua. No, no eran pillos. Sino, la naturaleza que al parecer recobra su dignidad y está demostrando que su estructura y forma de manifestarse nadie, ningún hombre la va a obstruir.

    Esto me llena de preocupación, ahora sí que debemos amarrarnos los pantalones, Juiiiiiigan, diría mi abiela, que ahí viene la señora naturaleza.

    La verdad es que no pude resistir la emoción de recordar aquellos años cuando, en mi infancia, junto a mis hermanos y vecinos, nos tirábamos al famoso secadero, a recoger y a comer granizos, pues era la única oportunidad de probar el hielo…

    QUE EMOCIONANTE….NO HAY NADA MEJOR QUE VER LA LLUVIA CAER…

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